Cuide sus recursos retóricos en tiempos de protesta.
Después de la fundación del Partido Demócrata, la directiva trataba de atraer simpatizantes y protestaba por cualquier cosa o motivo, con el fin de acaparar el descontento del pueblo. Fue así como cuando la "Empresa del Ferrocarril Urbano de Santiago", acordó elevar los pasajes en la imperial de los tranvías de dos centavos a dos centavos y medio, este partido celebró un comicio de protesta el 8 de abril de 1888, al pie de la estatua de San Martín, pero sus conclusiones no fueron oídas por los gobernantes. Se convocó a otra para el 29 en la que hubo muchos discursos y el último fue de Allende, que contaba al respecto:
"Yo no he sido nunca orador y el discurso que pronuncié en aquella ocasión no tenia nada de incendiario, y a pesar de eso se produjo el incendio de los carros. Se debió sólo a una figura retórica, que después hice valer en mi defensa. Cuando ya iba a terminar la arenga se me ocurrió decir: Yo no pido que se incendien los carros, que se arroje a cada uno un tarro de parafina y se les prenda fuego... No, no pido eso, pero pido mucho más: que no se explote a los valientes hijos del pueblo. Cinco minutos después que pronuncié estas palabras, varios tranvías eran pirámides de fuego".
Como consecuencia de este hecho Allende permaneció cuarenta y tres días encarcelado.
(Cánepa, Mario: Gente de teatro. Santiago: Arancibia Hnos., 1969)
martes, 19 de junio de 2007
Suscribirse a:
Entradas (Atom)